Otra noche más que avanza lentamente, como si el tiempo caminara sin apuro alguno; horas sombrías al ritmo del reloj. Mis ojos no se han cerrado, y eres tú nuevamente, esa ingrata razón. No quiero seguir soportando este agobio nocturno que causas; no deseo seguir con esta pena devoradora de esperanzas y opresora de paz.
El calendario vive empeñado en recordarme, que tu partida, es asunto del pasado; no he querido creerle, pero esta noche seré crédulo a su acertado dictamen. Estoy cansado de contradecir a mi razón, de acumular vanos sentimientos, de atormentar a mi alma recordándote; ahora mismo, estoy seguro que dejarte ir, a través de estas palabras, será lo mejor.
Del mejor de los idilios, éramos dueños; de la mejor novela romántica, éramos protagonistas. Sin temor a mentir, nuestra historia era envidiablemente absurda y hasta utópica para algunos. Este romance se escribía con delirio, se amparaba entre sueños compartidos, y se alimentaba de cálidos besos y apasionante intimidad; aparentemente, un amor sin límite, pero estaba errado.
El paso rutinario del tiempo, se convirtió en acérrimo enemigo de nuestro ensueño amoroso; se transformó en el nudo de ese cuento que escribíamos. Las malas decisiones, el orgullo engorroso, las discusiones absurdas y necias actitudes, se entrometieron en la vida que teníamos como un violento virus; aprisa, todo el sueño se fue desvaneciendo, y la fantasía se hacía pesadilla, sin previo aviso del destino.
Un fatídico jueves acabó con promesas solemnes, quebrantó lazos de amor ya debilitados, consumió todo ínfimo aliento de la agonizante relación que sufríamos. Sin duda alguna, fue uno de los peores días, y aunque ya era consciente de que aquel momento llegaría, no calculé cuán fuerte sería mi dolor por tu inevitable partida.
El viernes fue simplemente tétrico, tormentoso, agobiante; desdichado en todo sentido. A partir de ese día, toda nube gris se posó sobre mi cabeza, se abrieron heridas que supuraban desconsuelo y amargura incontenible, se formaron vacíos abismales en mi corazón y apareció un incesante desespero que se alojó en mi alma sin pedir permiso.
Mi rutina cambió radicalmente. Ya no tenía sentido ir a la oficina y regresar a una casa carente de felicidad y huérfana de amor, donde solo rondaban ilusiones rotas y abundaban botellas de licor vacías; no quería llegar al lugar donde alguna vez moró el amor ideal, pero que termino hospedando a una infeliz soledad.
En las madrugadas, me laceraba con el látigo masoquista. Pensaba en repetidas ocasiones, que el deceso de lo nuestro, era mi culpa total; cavilaba y me juzgaba inútilmente por mis acciones, consideraba que yo era el verdugo del maravilloso amor que tuvimos. Fue un tiempo realmente desperdiciado, un tiempo que jamás me devolverás.
Las mañana eran deprimentemente desérticas; no había oasis alguno, solo había espejismos que me hundían en depresión. El café no era el mismo sin ti, y es que se tornaba tan amargo, tan insípido, tan desabrido, que debía buscar algo de consuelo y un poco de sabor, en las muchas botellas de alcohol.
Las noches eran un constante martirio; tus recuerdos como pesados grilletes, me abrumaban la mente, mantenían presa mi tranquilidad, mi vitalidad. Lo peor de esas noches, era lidiar con tu palpable huella en mi cama, porque aunque intentara borrarla una y otra vez, reaparecía burlándose de mi intento por desaparecerte de las sábanas.
De camino a casa después del trabajo, la radio jugaba en mi contra con sus canciones románticas, esas que te cantaba a todo pulmón cuando salíamos de viaje. Finalizando la ruta, pasaba junto al parque, ese tranquilo lugar donde pasábamos tardes enteras riendo, jugando y tallando nuestros nombres en los árboles deshojados.
Te he relatado cada estrago que mi vida padeció, desde el día de tu adiós; finalmente, creo haber encontrado un desahogo total, al escribirte toda la miseria que viví. Ya me siento librado de tus cargas, libre de tus déspotas recuerdos, de tu dominio emocional, y creo que estas letras fueron la cura para la enferma vida que hasta hoy llevaba.
Ahora, me dirijo a un lugar especial para darle a esta noche, una estocada final. Estoy aquí en el parque, en este memorable lugar donde habita el amor. Fumo un cigarrillo con placer, releo esta carta una y otra vez, le prendo fuego a estas páginas, y en el cesto de basura se inicia la fogata al desamor.
Termino observando tus cenizas esfumándose hacia al cielo, como un asistente al sepelio de aquella historia de amor; con una sonrisa en el rostro, le doy mis condolencias a lo sucedido entre nosotros. Disfruto otro cigarrillo regresando hacia casa, feliz al saber que tu ausencia, ya no me acompaña.
Felipe Espitia
Tu ausencia por Felipe Espitia se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivar 4.0 Internacional.
Basada en una obra en https://ciudadelapoetica.wordpress.com/2016/02/24/tu-ausencia/.
Bendito desamor… Me encantó, inspirador y hermoso…
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¡Hola, Hilda!
Muchas gracias, qué bueno que te gustó.
¡Gracias por pasarte!
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Precioso y en este momento muy inspirador para mi.
Es un placer leerte.
Un saludo.
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¡Muchas gracias!
Un saludo.
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HOLA FELISTORIES, YA ESTOY SIGUIENDO TU BLOG,
SALUDOS DESDE ARGENTINA,
MARCIAL
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Excelente relato de despedida… Tu muy bien!
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Muchas gracias por haberte pasado a esta ciudadela y por leerme.
Un saludito!!!
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Muy bueno. Me ha encantado. Enhorabuena.
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Muchas gracias, Kiko.
Gracias por leerme
¡Un saludo!
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Qué tristes las rupturas y las despedidas en general, tanto como tu relato, aunque hermoso en un sentido extraño. Besitos!!!
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¡Hola Valeria!
Muchas gracias por tu apreciación; qué bonita.
Qué bueno que te hayas tomado el tiempo de leerme.
¡Un abrazo!
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Ha sido un placer, me pondré al día con tu blog!!!
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Gracias Valeria; qué halago me haces. Lo mismo digo, ¡visitaré tu espacio!
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Gracias, no te escandalices, jeje 😉
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¡¡¡Me ha encantado!!! 🙂
Bella y dura realidad. Todo pasa y todo cambia, por mucho que queramos alargar momentos y queramos acortar otros tantos.
Aquí te dejo una canción muy poética (como tú) de la que me he acordado mientras te leía.
Saludos desde el otro lado del Océano.
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Gracias Cristina 🙂
Qué linda ; te agradezco que te hayas tomado el tiempo de leer este escrito. Y también gracias por dejarme esa bonita canción.
¡Un abrazo desde Madrid, pero Colombia! 😉
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Es la primera vez que leo algo tuyo. Muy lindo como escribes! Felicitaciones!
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Hola 🙂
Muchas gracias. Agradezco que te hayas tomado el tiempo de leerme.
¡Un saludito!
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Mujeres!!!, que seria de nuetro sufrimiento sin ustedes?
Excelente, me gusto de verdad.
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Muchas gracias por leer esta historia poética.
¡Un saludito!
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Linda y sentida misiva, Felipe! Me alegra que te hayas desahogado y sanado en esas letras… Un abrazo, y que tengas hermoso día!
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Gracias Luz 🙂
Qué bueno que te haya gustado este escrito.
Un abrazo, cuasicolega. Ten un bonito día!
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Sí… Jjejeje… ¡Lo mismo, Felipe, gracias! 🙂
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Buena prosa. Me gustó.
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Muchas gracias, Edgardo.
Gracias por leer esta historia
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Me encantó el ritual de liberación. Digno de imitar. Me sentí identificada y a la vez esperanzada. Gracias!
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Te agradezco por haberte tomado el tiempo de leerlo. ¡Gracias por pasarte a eta ciudadela!
¡Un saludito!
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Hola Felipe.
¡Me encanta! tienes una forma única de contagiar al lector a que siga leyendo. Siento que tus escritos sin importar el tema, transmiten tranquilidad y por eso un escrito como éste, da gusto leerlo al final del día. Espero sigas escribiendo por mucho tiempo más. ¡Ya te sigo! Love u my Buddy 🙂
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Hola, querida lectora 😉
Agradezco que te hayas tomado el tiempo de leer mis escritos; es un lindo gesto de tu parte.
Te seguiré de vuelta y … Love u too, ma friend 🙂
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Al final tomaste la mejor decisión,
Darle vuelta a la pagina y continuar adelante con tu vida, eso es genial.
Me gustó leerte, un saludo cordial
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Muchas gracias, Esperanza.
Gracias por tomarte el tiempo de leer esta historia.
¡Un abrazo!
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Enhorabuena ! Magnifico post. Muy buena la última frase. Final amargo pero a la vez reconfortante 👏🏻👏🏻👏🏻
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Muchas gracias por pasarte y leer este historia.
¡Qué bueno que te haya gustado! 🙂
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Muy lindas emociones echas reflexion…saludos…
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Gracias por leer esta historia!
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GRACIAS A TI…SALUDOS…
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Ojala fuera tan fácil…para mi no lo ha sido y si que he intentando dejarlo atrás, incluso llegando a romper mis propios esquemas, incluso dejando de ser yo misma…pero genial tu entrada Felipe!
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No es fácil, para nada fácil. Creo que el personaje sufrió mucho, pero al final, logró resolver todo con dignidad.
¡Un gran saludo!
Muchas gracias por leerme
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Cuando no hay más, mejor asi… tiempo para asimilar para volver a comenzar… Muy buen relato
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Muchas gracias Marijosé , qué bueno que te haya gustado esta historia.
Un saludo!
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Caballero! Usted ha sido capaz de envolverme en tan trágica historia de amor que me veía acompañándolo con una botella de alcohol! Salud caballero! Excelente escrito!
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Muchas gracias por ese gran comentarios. ¡Es un total halago!
Me alegra te haya gustado esta historia
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Bravo!!! (Aplausos de pie y toda la cosa). Valió la pena esperar que aparecieras. Ya te había extrañado. Un abrazo, Felipe.
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Gracias Melba, tan bonita como siempre.
Qué bueno que te haya gustado este escrito.
De paso, te agradezco por haberme mencionado en tu entrada de premios.
Te mando un abrazo!
Feliz tarde 🙂
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Feliz tarde, para ti también. De este lado del mundo es de tarde.
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