Mi experiencia en Brasil: adaptación

¡Hola, ciudadanos de este hermosísimo blog!

 

En esta segunda parte de la serie «Mi experiencia en Brasil», les contaré cómo fue y ha sido mi adaptación en suelo brasilero, tocando aspectos generales, pues después dedicaré una historia para cada factor importante.

Brasil, ¡Oh, querido país! Soñaba tanto con llegar hasta ti…

Y, ¿cómo fue que me recibiste?

 

Llegando a la universidad en el primer día de intercambio

Antes que nada, debo contextualizar. Esta experiencia se desarrolla en una pequeña ciudad llamada Lajeado, en el estado de Río Grande del Sur. Es un municipio realtivamente grande dentro de la región que se localiza en el interior del estado y se localiza como a unas 2 horas de la capital, Porto Alegre. Es un lugar bonito y muy tranquilo…Bueno, eso lo contaré en otra historia.

El primer día en que llegué a este increíble lugar estaba tan emocionado por vivir lo que me tenía preparado esta experiencia, que más allá de ser académica, se tornaría una vivencia personal, social y cultural muy gratificante. Realmente estaba muy expectante con lo que podía llegar a acontecer aquí.

En primer lugar, el primer «choque» que experimenté fue el clima. Una cosa es estar en Madrid (mi querido pueblo), en el cual la temperatura siempre oscila entre 14° hasta un máximo de 20°; y otra muy diferente, fue llegar a un lugar con un calor insoportable que rondaba los 35°. Ese recibimiento tan caluroso no lo olvidaré.

Claro está que no podía esperarse menos. Llegué justo en la época que finalizaba el verano, por lo tanto, la temperaturas eran altas. Para un amante del frío como yo, no era una situación tan alentadora, sin embargo, paulatinamente, con las semanas me fui acostumbrando; pero indudablemente, esa pelea frente a frente con el calor brasileño fue dura y agotadora.

Ahora bien, estaba el tema del idioma. Como bien saben, el idioma oficial de Brasil es el portugués, una lengua muy similar al español (creía yo), por lo cual, no debía tener mayores incovenientes al tratar de desenvolverme en este idioma, teniendo en cuenta que tiempo atrás había estudiado por internet esta linda lengua.

Sin embargo, con el pasar del tiempo, descubrí que poner en práctica lo que había aprendido por medio de aplicaciones y vídeos, no era tan sencillo. El portugués, como todo idioma, tiene sus reglas, y aunque sea semejante al español, llegar a dominarlo es un trabajo que cuesta. Es más, puedo asegurar que después de tres meses estando aquí, aún no siento que manejo el idioma fluentemente.

Otro aspecto al cual tuve que adaptarme fue el tema de convivir con nuevas personas (aún sigo en ese proceso, de hecho). Actualmente, convivo con otros 25 intercambistas en un edificio estudiantil, que como yo, vinieron llenos de expectativas. Pasar de no socializar mucho en Colombia a convivir con este grupo de compañeros, es parte importantísima de mi experiencia aquí, pero también eso lo dejaré para otra historia.

Finalmente, pasar de vivir con mi familia a vivir solo, a »arreglármelas» por mi cuenta durante este intercambio, también es clave en cuanto a adaptación se refiere. Las primeras semanas fueron duras porque estaban llenas de nostalgia, sin embargo, con el pasar de las semanas me fui dando cuenta que estar solo y ser independiente, es una de las cosas de las cosas más enriquecedores que he experimentado aquí.

En fin, aunque en este post no toqué a fondo cada uno de los elementos que fueron y hacen parte de mi experiencia como intercambista en Brasil, los abordaré uno a uno en próximas publicaciones. Solo quería brindarles un panorama general de esta vivencia, por el momento.

CONTINUARÁ

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Ahora pregunto, ¿cuál aspecto quieren ustedes que yo relate en la próxima entrega de esta serie? 

1. Idioma
2. Ambiente brasilero
3. Lajeado, la ciudad en la que vivo
4. Mis compañeros intercambistas y yo
5. Clima
6. Ambiente educativo

Déjenme saber su opinión con un comentario.

¡Un abrazo! 🙂